La materia prima para construir aquella maravilla de los cielos era la caña, de modo que el montaje se iniciaba con una animosa expedición a un arroyo flanqueado por buenos cañaverales. Allí hacíamos una selectiva tala, dirigida por el experto aeronáutico. Después, ya en casa, el suministro pasaba unos severos controles de calidad, hasta seleccionar las mejores cañas para fabricar el prototipo. !Vamos a recordarlo paso a paso!
Hacer una cometa es muy divertido y a la vez didáctico: podemos acompañar la tarea con referencias a cualquier aspecto que los pequeños estén aprendiendo en el colegio: botánica, física, conocimiento del medio... ¡A los peques les encanta descubrir tales relaciones, y la enseñanza se les queda grabada!
A falta de arroyo cercano con cañaveral, hemos obtenido la materia prima para hacer nuestra cometa en un sitio donde abundan las cañas: un vivero. La variedad que se encuentra allí es el bambú, un material muy liviano y de enorme resistencia, tanto que se utiliza como pilares de casas y mástil de barcos. Por menos de un euro, compramos suficientes cañas como para hacer tres cometas.
Marcamos la medida de 70 centímetros, que nos permitirá hacer una cometa o cachirulo de tamaño normal, y cortamos las cañas con una sierra de metal. A continuación, con la misma sierra hacemos por los extremos de cada caña una hendidura. Ese rebaje servirá para alojar la cuerda, que junto con las cañas formará el armazón de la cometa.
Empezamos la confección de la plantilla para el fuselaje. Nos ayudaremos con una carpeta de colegio, a la que trazamos las diagonales, y después una línea vertical en el centro. Ya podemos colocar encima un trozo de cartón de patrones, que por su rigidez nos servirá para la tarea. Tras hacerle un agujero central, marcamos las rayas de la carpeta.
Como en todo artefacto volador, el equilibrio y la simetría son esenciales. Esto implica mediciones muy escrupulosas. Aquí estamos marcando el centro de las cañas, que será por donde las ataremos.
¡Atención ahora! Presentamos las cañas siguiendo las líneas en la plantilla, dejando sus centros correctamente situados y las sujetamos al cartón con pequeñas mordazas de manualidades o pinzas de la ropa. Para mayor comodidad, colocamos una en la parte inferior.
Ya podemos atar el fuselaje por el centro con un cordel resistente. Para darle más solidez al nudo, le hemos vertido unas gotas de pegamento. El agujero del centro debe ser lo bastante ancho como para permitirnos pasar la cuerda y anudarla cómodamente.
Ahora atamos las cañas por el exterior, metiendo la cuerda en cada ranura. Este sencillo armazón tiene una resistencia fenomenal, necesaria para batirse con el viento en las alturas. Hemos dejado el extremo del nudo central sin cortar, porque nos servirá luego para enlazarlo con el hilo de mando.
Quitamos la plantilla, cortándola con unas tijeras, y presentamos el hexágono sobre un pliego de papel cristal, tan bien conocido por los aficionados al aeromodelismo. Cortamos el papel alrededor del esqueleto, dejando unos centímetros de margen, y pegamos los dobleces, procurando dejar bien terso el papel.
La cometa, con el papel cristal bien afianzado en todo el perímetro. La vemos ahora por el reverso, el lado que nos mostrará cuando esté volando.
¡Y por fin tenemos la cometa terminada! Sólo falta ponerle la cola, que será una cuerda de varios metros adornada con lazos de tela, y efectuar las pruebas de vuelo. Seguro que lo hace de maravilla, habiendo superado la exigente inspección de nuestro ayudante Coco.