Hace algún tiempo, mi madre se empeñó en que me quedase con los manteles de la dote de mi abuela. No me hacía ninguna ilusión utilizar ese precioso recuerdo bordado a mano para comer sobre él en ocasiones especiales. No me perdonaría que una mancha de vino o aceite pudiera estropearlos.
Mi madre insistía, en los cajones también se estropean estas cosas. Me decía : ¡Dale un uso! ¡Disfruta de lo que hizo tu abuela!.
Dicho y hecho, con una barra, aros y pinzas, hice estas cortinas. El resultado es espectacular, yo tengo un recuerdo precioso de mi abuela que puedo ver todos los días.
Espero que os guste.