Hacia el 2.630 a. de C. Hsi Ling Shi, esposa del emperador Huang-ti, observó como una oruga hilaba su capullo y como se producía la seda: La hembra del gusano de seda pone de 300 a 500 huevos, de ellos salen las orugas que se alimentan de hojas de morera, tras cuatro mudas tejen un capullo en forma de huevo, Se las seca al sol y se introducen en agua hirviendo para separar los hilos de la sustancia adhesiva, estos hilos pueden devanarse y utilizarse directamente. En la dinastía Shang, unos 1.500 años a. de C. ya conocen en China el tejido de seda; pero guardan el secreto de su obención porque tenían el monopolio del comercio con Occidente.
Este secreto duró hasta el s. VI cuando dos monjes bizantinos trajeron dentro de un bastón unos huevos de gusanos de seda. De esta manera, la capital del imperio bizantino, Constantinopla, se convirtió en el centro de producción sedera de Occidente.
En el s. XIII se automatiza la obtención de la seda en Europa.
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