Hace unos días hice una mousse corporal con manteca de karité, manteca de cacao, y aceite de coco. Como veis tres ingredientes que hidratan y reparan la piel en profundidad pero que sin embargo se absorben perfectamente.
Pues bien, me quedó una mousse muy bonita la verdad, parecía un " cupcake " de nata. Lástima que no hice foto !! Tenía una textura suave y como le había añadido aceites esenciales de naranja y lavanda, tenía un olor espectacular.
Pero ayyy hijas mias, no os fieis de las apariencias. A la que me dí la vuelta y casi, casi a traición, la mousse se habia puesto más dura que un pedrolo, o lo que es lo mismo: que una piedra. Vamos que casi no podía ni coger un poquito para ponérmela.
Cabreada ( con perdón ) como una mona, decidí que si la mousse se me había puesto chulita, yo podia serlo mucho más que ella. Así que volví a fundirla al baño maria para reconvertirla en crema/manteca o lo que quisiera salir de allí. Eres dura, pues serás crema- le dije.
Y así quedó. Seguía siendo dura, pero con una pequeña espátula cogía una porción del tamaño de un garbanzo, lo fundía entre la palma de mis manos y me la aplicaba por todo el cuerpo y cara. Mmm, perfecta, hidratante, relajante y con ese suave aroma a lavanda y naranja.
Pero seguí dandóle vueltas al asunto y pensé que una tercera transformación era posible y que alomejor podía encontrar otra manera de aplicarme la mousse reconvertida a crema/manteca sin necesidad de usar la espátula para coger el producto.
Eureka !! que dijo Arquímedes en su día. Ya se lo que voy a hacer!!
Como tiene la dureza y consistencia suficiente, la voy a convertir en barrita de masaje hidratante. Ni Harry Potter con sus hechizos la hubiera convertido mejor.
Buff que feliz soy desde ese día, no dejo de usarla, bueno ya veis en la foto lo gastadita que está, pero estoy segura de que ese era su destino.
Moraleja: no hay 2 sin 3 jajajaj
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