Pasó el tiempo y el sueño poco a poco se iba desvaneciendo. Pero un día…
….. su dueña , la descolgó del techo, la limpió con mucho cuidado el polvo con un plumero y
…. con una pistola de silicona caliente empezó a pegarle pompones de colores. Eran grandes, pequeños y medianos y los había de todos los colores. La lámpara no se lo podía creer.
Cuando la lámpara estuvo de nuevo en su sitio , era otra.
Estaba felizzzzz, contentaaaa, era….. Su sueño hecho realidad.
Y colorín colorado….. este cuento se ha acabado. jejeje.
Si no os apetece hacerlo o no lo veis claro, siempre me lo podéis encargar a mí.
Así que ya sabéis, ¿ Qué hacemos hoy ?
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