Cada vez me gusta menos que la Navidad se adelante, no puedo con los escaparates ya decorados en pleno octubre o los turrones a final de septiembre. Esa sensación de que la vida siempre va un paso por delante, abrigos en agosto, disfraces en enero, mazapanes en septiembre, no me gusta que las tiendas o los grandes almacenes quieran trasmitirme su ritmo acelerado en ninguna época, pero mucho menos en Navidad.
La Navidad ya es por naturaleza exagerada y excesiva en decoración, y si se empieza muy pronto se corre el peligro de que todos lleguemos a diciembre "empachados" de muérdagos, bayas rojas y estrellas de luces.
Precisamente por lo mucho que me gusta esta fiesta, no quiero que me la adelanten. Mi amiga Cristina y yo incluso pensamos en crear una petición en Change.org en plan "Salven el espíritu de la Navidad, NO a los escaparates fuera de tiempo" :-), pero como muchas de las grandes ideas que surgen en nuestros cafés, se quedó en eso, una idea (el próximo año la desarrollaremos más, seguro que no estamos solas...).
Así que llevo dos meses intentando conservar mi espírito navideño alejándome paradógicamente de todo lo que tiene que ver con estas fechas. Pero este sábado confieso que he caído, y es que si la Navidad la prepara Federica, pues ya es imposible resistirse y diré en mi defensa que al menos he sobrevivido hasta el 20 de noviembre... que no es mala fecha para inaugurar la época más excesiva del año :-)
Y bien que ha merecido la pena, porque lo que ha hecho Federica este año es magia de la buena. No me imagino cómo estaría el local antes de prepararlo, ni me imagino la cantidad de telas de araña que habrán sacado de allí hasta convertirlo en lo que es, un lugar lleno de encanto en un garaje en ruinas en pleno barrio de Salamanca.
Porque si ya el patio interior de la antigua Federcia & Co era una visita imprescindible si paseabas por la zona, este pop up navideño va a ser sin duda, mi sitio preferido estas navidades.
Podréis encontrar distintos puestos de pequeños artesanos con muy diferentes productos (flores, sombreros, pan, bolsos, adornos para el árbol...) y hasta una Trattoria que parece sacada de una película, con sus velas y sus mesas con caballetes... podría estar perfectamente en Brooklyn, pero no, está aquí, en Madrid...
Así que aunque me había propuesto no ver nada de Navidad antes de diciembre, este mercadillo con espíritu slow, eco y handmade, encaja perfectamente con mi idea de desacelerar las más comercial de todas las fiestas.
Lo mejor es que todo sigue siendo rústico, el garaje no deja de ser un garaje, y aún así han conseguido que cada rincón parezca parte de un decorado de cuento, las hojas de otoño, los troncos, las velas...
Os podría decir mucho, pero de verdad que lo mejor es que vayáis a verlo, si estáis en Madrid o planeáis una visita en estas fechas, es imprescindible (Nuñez de Balboa 24, metro Goya). Y para los que no estéis cerca, no hay problema, que he hecho algo así como mil fotos :-).
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